NUESTRA GENTE EN TIEMPOS REVOLUCIONARIOS Y POSTREVOLUCIONARIOS.

Sobre nuestro pueblo en relación a la revolución mexicana no se sabe mucho, acaso, algunas anécdotas o datos sueltos pero indudablemente, la hacienda "el Cortijo" de alguna u otra forma también se vio involucrada.
Al caserío que la proveía de peones de nombre "Los Jacales", rancho de muchos de nuestros bisabuelos, llegaba la turba que arrasaba con lo que encontraba a su paso y se llevaba consigo todo lo que podía.
Los abuelas eran niños y recuerdan corriendo apresurados a los pobladores haciendo hoyos en el suelo para guardar en ellos las ollas de frijoles y tascales de tortillas para evitar la rapiña de los revolucionarios que se llevaban puercos, gallinas y comida.

En nuestro pueblo se recuerda a Juan Vitela del bando de los federales que vivía atrás de la tienda de raya y se comunicaba a ella por un pasillo; parece ser que fue lo mismo con el padre de don Pablo Mújica.

Por el lado de los revolucionarios estuvo Juan Chávez, el ancestro de los Chávez actuales y esposo de doña Crispina que para mediados de los setenta ya eran ancianos, con tal vez unos ochenta años de edad.

En esos tiempos revolucionarios sucedieron hechos no registrados que llegan a nuestros días de forma adecdótica y uno de ellos es sobre un conflicto entre Juan Chávez y los Jacales al que quiso atacar pero sin lograr causar daño; no hay detalles al respecto por ahora y solo lo mencionaré sin ahondar en el hecho.
Seguramente que a Eduardo Laris Rubio no le tocó ver sobre el bandidaje vivido en tiempos convulsos en lo que serían sus tierras ni en los Jacales, puesto que él se hizo de la hacienda del actual Cortijo Nuevo por el año de 1920, después de su boda con Sara Iturbide del Moral, al menos que lo que se viete aquí haya ocurrido en tiempos posrevolucionarios.

EL SERVICIO DE CORREO EN TIEMPO DE EDUARDO LARIS

Sobre la hacienda en sus últimos años hay datos directos de quienes trabajaron para ella y llegaron esas pláticas hasta nuestros días contadas por ellos.
Indudablemente que la comunicación se dió por los caminos de herradura que existen hasta actualmente y que eran transitados por arrieros.
Para finales de la hacienda, el cartero de ella fue el Flaco González y transportaba el correo hacia Carátacua para entregarlo al tren, tal vez recorriendo el camino viejo que pasaba por la barranca del Puchote y el Fraile o tal vez por una vereda que existía donde ahora es la carretera; realmente no sabemos detalles.
Este dato es aportato por Mario Rangel y obtenido en plática durante su adolecencia del que fue cartero de la hacienda "el Cortijo" en sus últimos años.

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