DATOS INTERSANTES DE NUESTRA TIERRA

Sombre la hacienda de Bellas Fuente y Tiríndaro

😭Las 107 reses, 20 ovejas y 27 bestias caballares de la cofradía de Tiríndaro, “igualmente que el mucho ganado que tienen estos indios de por sí” pastaban en tierras de Bellas Fuentes, “por lo que se les facilitan también otras para sus siembras, con la obligación de trabajar 90 individuos 10 días cada año por sólo la comida”.😓

Las 107 reses, 20 ovejas y 27 bestias caballares de la cofradía de Tiríndaro, “igualmente que el mucho ganado que tienen estos indios de por sí” pastaban en tierras de Bellas Fuentes, “por lo que se les facilitan también otras para sus siembras, con la obligación de trabajar 90 individuos 10 días cada año por sólo la comida”.34

Urumbécuaro, Orumbícuaro o Orumbécuaro, en castellano significaba “molienda, y también significa moledor

Este lugar se hallará hacia el oriente halgo (sic) inclinado al norte de la población de Tzacapu”.

Este asentamiento fue nombrado San Juan Urumbécuaro. 

En 1590 este barrio poseía las tierras nombradas El Capulín y todas las demás que llegan hasta el río que pasa cerca del pueblo de Tarejero, en donde los naturales tenían rastrojos de sementeras, casas junto al lugar de Los Capulines, corrales de encierro, “y junto a dichas casas y corrales una ermita con una cruz, delante mucha cantidad de árboles magueyes y demás vestigios de pueblo”.

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el mismo año de 1791 se precisó que las tierras de Zacapu eran los parajes “llamados Las Juntas del río de Tzacapu y arroyo que sale de las fuentes que llaman de los pajaritos, cerrito que llaman de los pajaritos; que son al oriente de la población de Zacapu”. Límites que indudablemente expresaban las 600 varas por cada viento que les asignaba la congregación. Los indios reclamaban mayor extensión pues las ciénegas eran consideradas de su propiedad. Sin embargo, los españoles indicaron que las ciénegas eran tierra de nadie.

18En el siglo xix se afirmó que los indios de Zacapu tenían 17 sitios de ganado mayor o sean 30,000 hectáreas aproximadamente.


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¶Los nativos de la región de Zacapu no opusieron alguna resistencia a los españoles; en forma pacífica aceptaron al nuevo conquistador y en forma nominal reconocieron al rey de España. Nuño de Guzmán después de atropellar a Tzintzuntzan pasó con sus tropas por el extremo oriental de la región de Zacapu, por el área en donde hoy en día se encuentra Coeneo Guaniqueo. Indudablemente las ciénegas de Zacapu funcionaron en calidad de defensas y Guzmán prefirió rodearlas, dirigiéndose hacia el norte.


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¶Los españoles no vieron en los centros regionales del área de Zacapu características urbanas, sólo vieron actividades agrícolas y gente sin policía, es decir sin organización política y administrativa. 

En forma constante e insistente trataron de modificar a los paisajes tradicionales con la formación de un pueblo o de una fortaleza, con la congregación de la población, y el establecimiento de instituciones que avalaran a la propiedad privada y del hombre.


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 En 1538 fue nombrado el primer virrey, Antonio de Mendoza quien llegó a la Nueva España dos años después; en 1541 pasó por Zacapu, Tlazazalca y Xacona; iba a tratar de pacificar a los indios que se habían rebelado en la Nueva Galicia, fue a luchar contra el tlatol (el discurso) del diablo, el cual pregonaba la expulsión del invasor español.

Primero una sequía prolongada en 1540

después en 1541 y 1542 epidemias de matlazauatl causaron gran mortandad y 

las heladas prematuras dañaron las sementeras de maíz en la provincia de Michoacán. 


¶Ordenó que los indios que estaban derramados sin orden fueran juntados en pueblos para que vivieran “en traza y policía por que con más facilidad sean industriados en las cosas de nuestra santa fe católica y porqué se eviten muchos delitos y excesos que estando esparcidos y apartados se cometían”. 

¶Estableció ordenanzas “de la manera que habían de tener los indios que servían a minas y comida que se les había de dar, moderando el número de los que habían de servir y el servicio que habían de hacer, 

¶Mandó “abrir caminos por toda esta tierra para que puedan andar carruajes de bestias por evitar la carga de indios como por la mayor parte se han utilizado”, lo cual redundó en gran utilidad de los 

¶Determinó que “hubiese en cada pueblo: cabildo, alcaldes, alguaciles y regidores” nombrados por elección interna y confirmados por el virrey.


¶ En 1542 la emisión de las Nuevas Leyes trataron de eliminar al sistema de encomienda y por otra parte pretendieron consolidar a las instituciones civiles y religiosas.

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1548 Jacobo Daciano fue uno de los primeros franciscanos que trató de darle forma de pueblo al antiguo Zacapu. Consideró que los antiguos moradores no tenían orden ni policía. Visitó a la región “bajando de la sierra por Cheran, llegó de noche al pueblo de Zacapu”.

45Antes de entrar los ministros evangélicos tuvieron noticias de las campiñas de Michoacán. 

La exquisitez del paisaje natural hizo que la región de Zacapu fuera bautizada y conocida con el nombre de JAUJA pues se afirmó que estaba cercado de copiosos árboles; además, tenía “otro río famoso, que por la amenidad de sus orillas, es el recreo del pueblo de Zacapu”.14 Además, entre los elementos naturales destacaba el cerro de la Alberca, el cual tenía “forma de un vaso descomunal, redondo, pero en su simetría tan perfecto, que es milagro de la naturaleza.

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LIBRO:

Tierras en la cuenca de Zacapu: del siglo xvi a la reforma agraria De Cayetano Reyes García

TEXTO COMPLETO

I. EL SISTEMA NATIVO Y LAS TRANSFORMACIONES COLONIALES

Elementos de una geografía nativa

En el siglo xvi Zacapu era relevante en el mundo purépecha, pues era caracterizado por ser un gran centro político, administrativo, militar, cultural y religioso. Sin embargo, dependían directamente de los gobernantes que descendían del gran Caltzontzin, ubicados en el gran centro universal Tzintzuntzan.


Los centros ceremoniales tenían sus áreas de influencia, las cuales constituían la periferia, en la cual vivían los purépechas o sea la gente común, los servidores de los templos, de los dioses y de los irecha. Vivían en asentamientos de tipo disperso, ubicados en sus áreas de trabajo; distribuidos en diversas unidades de 30 a 40 familias. No se ha encontrado una fuente primaria que mencione con precisión la distribución de la población que vivía en la periferia, sin embargo, tomando como base a la toponimia que se mencionan en documentos de la época colonial se pueden reconstruir diversos paisajes.


Antes de la llegada de los españoles, Zacapu tenía ocho principales centros ceremoniales:


Cuarum o Equaranthanhan, nombre que fue traducido al castellano en la nominación de “Potrerillo de siembra”, ubicado al poniente, al pie de una loma pedregosa, malpaís, “donde están unos sauces y un crecido árbol del Piru”.2 Lugar que se puede identificar con el Quarun que menciona la Relación de Michoacán y quizás con el sitio que Caso (1930) bautizó con el nombre de El Palacio y que los coleccionistas locales han saqueado con bastante frecuencia. Cuarum está formado por cinco edificios: la gran pirámide, el palacio del Rey, la que le dio el nombre. Además tenía otras tres construcciones más pequeñas. Esta unidad tenía un complejo residencial, ubicado en las lomas del malpaís, el cual contenía gran número de cuartos construidos con piedra.3 El sitio demuestra que funcionó en una etapa de transición entre la población prepurépecha y la purépecha; fue dedicado a las divinidades del sol y del fuego a Querenda Angápeti y a Curicaueri.

Cuarum en la época colonial recibió el nombre de barrio de San Andrés Equaranthanhan o Hecuarumtanan.


Cahurio (Caurio) significaba en castellano “en la nariz, este lugar se hallará en una cañada que hay y a la vista de un cerro”. Durante la colonia recibió el nombre de barrio de San Pedro Caurio.


Ynyatzeo o Ynyatzhin, nombre de lugar que en castellano significaba “lugar del resumidero o lugar del entierro; este lugar se hallará junto a unos árboles de capulines al pie de una loma, donde hay árboles de encino y pinos; está como entre poniente y norte de la población de Tzacapu”. Durante la época colonial esta unidad recibió el nombre de barrio de San Antonio Ynyatzin. En el siglo xviii se reconoció “que se halla en tierras de la hacienda de Tzipimeo, inmediato a” Zacapu. Además, en el límite norte con la hacienda, tenía “por señal una piedra enterrada que tiene una y media vara de fuera”.


Apundharo, nombre que traducido al castellano significó: “laguna, este lugar se halla al poniente del pueblo de Tzacapu, a la vista del cerro que llaman de la Alberca”.

En la época colonial el lugar fue conocido con el nombre de barrio de San Miguel Apundharo.


Cutzumbu o Cutzhumu, nombre que traducido al castellano significa dos cosas “lugar de la llerva (sic) pegajosa, o lugar de una planta pegajosa que llaman Accitilla, este lugar se halla entre poniente y sur del pueblo de Tzacapu, donde se ve un ojo de agua a la vista de dos cerros”.

Durante la época colonial el asentamiento habitacional fue nombrado barrio de Santa María Cutzumhu. En el siglo xviii se indicó que al sur de Zacapu había un paraje llamado Cutzumu, tenía por señal una cruz de piedra y era el “lindero divisorio de las tierras de el pueblo, con las del pueblo de San Francisco Cheran”.


Cuhinhatu (Cuinuato, Cuinato) nombre que en castellano significaba “cerrito del pajarito, también le llaman en tarasco Cuhinhatatzcurin y esta frase significa en castellano habitación de pajarillos, este lugar es una loma alta inmediato a la población de Tzacapu, como entre sur y oriente”. En la época colonial este asentamiento fue nombrado barrio de Santiago Cuhinatu. En la actualidad sólo se conoce con el nombre de cerro de Santiago.


Huanhamuco, nombre que en castellano significaba “orilla de alguna cosa, como por ejemplo orilla de un camino real, del agua, del pueblo, del cerro, etc., dicho lugar se halla hacia el norte de la población principal” de Zacapu. En la época colonial este asiento de población fue nombrado barrio de San Sebastián Huanhamuco.


Urumbécuaro, Orumbícuaro o Orumbécuaro, en castellano significaba “molienda, y también significa moledor, este lugar se hallará hacia el oriente halgo (sic) inclinado al norte de la población de Tzacapu”.

Este asentamiento fue nombrado San Juan Urumbécuaro. En 1590 este barrio poseía las tierras nombradas El Capulín y todas las demás que llegan hasta el río que pasa cerca del pueblo de Tarejero, en donde los naturales tenían rastrojos de sementeras, casas junto al lugar de Los Capulines, corrales de encierro, “y junto a dichas casas y corrales una ermita con una cruz, delante mucha cantidad de árboles magueyes y demás vestigios de pueblo”.


Cada uno de los centros ceremoniales poseía diversas áreas habitacionales y de trabajo, los cuales fueron también denominados en la época colonial con el mismo nombre de barrios; sin embargo, pocos topónimos se han ubicado en el terreno, pero se conoce que recibían los nombres de:

Mharijo “si María”, el cual se encontraba “donde esta un ojo de agua”.

Urumdhácuaro.

Cachangari o Acachangari.

Acamba o Acachangari (Acambascha), “maguey o los magueyes”, se ubicaba “en tierras de la hacienda de Zipimeo, inmediatas” a Zacapu.

Antzihuácuaro (Antzihuanácuaro) o Antzicuarícuaro “lugar del trabajo”.

Tziquimeo “lugar del pájaro carpintero”, la corrupción en castellano lo denominó Zipimeo.


Huaringuaranü o Uringuaran, “significa en el castellano una misma cosa como por ejemplo Bailaron con el teponaztle que así llamaron los antiguos, el cerro que hoy es conocido con el nombre del Tecolote”.

Parámara o Parámuro “significa en el castellano un árbol fresno, a este lugar le llamaron los antiguos Parámuro porque en el habría un árbol fresno”.


Tarapacútiro o Tararapacútiro “subió hasta llegar a la punta, a este lugar llamaron los antiguos por causa que tuvieron estando en una loma larga”.


Anchehuácuaro (Anchehuáncuaro) “significa en castellano se estiro, a este lugar llamaron así los antiguos porque el lugar es un suelo de tepetate blanco, carcomido, con agujeros, en forma de cuevillas de diversos tamaños”.


Cahanchan “ustedes”, “lo mismo que decir en el mismo tarasco Cahachaxi que significa en el castellano ustedes aquí”, se ubicaba junto a Marijo.


Además de ser áreas habitacionales y de trabajo, estas tierras eran destinadas a producir para el tributo que se daba al Caltzontzin, al centro ceremonial y a los irecha de Zacapu. En 1569 se indicó “que dentro de la población y términos de Zacapu hubo propiedades particulares de indios caciques (de Tzintzuntzan); cuyas propiedades fueron las tzitacuas que gozan la cabecera de Tzacapu y sus barrios”, antes eran de Pablo Huitzimengari “que fue heredero muy cercano del gran Caltzontzin, rey que fue de la ciudad de Michoacán y señor de toda la provincia”.

Hasta la actualidad no conocemos todas las posesiones de tierra que tenía cada centro ceremonial y cada área habitacional. Sin embargo, se sabe que Huanhamuco tenía 20 tzitacuas o sean 820 hectáreas, Cuinuato poseía 30 tzitacuas es decir 1,230 hectáreas; Antzihuanácuaro tenía 30 tzitacuas y Cachanqueo poseía cincuenta tzitacuas o sea 2,050 hectáreas.

Las medidas de tierra de los purépechas eran diferentes a las de otras regiones, se caracterizaban por estar adaptadas al área geográfica; entre ellas destacaban las tzitacuas y los pirimos. En el siglo xvii se precisó que desde la gentilidad hasta ahora observan los indios de la provincia de Michoacán de una medida que ellos llamaban pirimo y con ellas medían las paracatas o tzitacuas que así nombraban a las suertes de tierras y otras sólo constaban del número de pirimos sin que tuvieran nombre especial.

Dos maneras había de pirimos, uno que llamaban yrecha pirimo, el cual era la medida con que los indios principales medían sus tierras, era una brazada de un hombre de buena estatura más un codo, la mano cerrada y luego un palmo de mano.

Otro se llama simplemente pirimo y era la medida usual de los indios maceguales, la cual constaba de la estatura de un hombre, el brazo levantado y la mano abierta y más un codo con la mano abierta.


“Ha se de notar que la malicia de los indios para con los españoles a inventado otro género de medidas que llaman pirimo que no es ninguno de los referidos como es sola una brazada de un hombre que vienen a ser dos varas castellanas y con esta medida miden las tablas que venden y otras cosas que reducen a ella defraudando más de tres cuartas de vara según la naturaleza del pirimo en cualquier de la escepción que se reciban según la división que de el a hecho” [...]

Las tzitacuas y paracatas se utilizaban para medir determinada calidad de tierra, porque las llanuras que corrían de monte a laguna se decían constar de tzitacuas y las que corrían entre montes se medían por pirimos. Es de advertir que la tierra llana en la gentilidad sólo pertenecía a los irechas o sean los principales, en ella se sembraba para ellos y sólo se cultivaba para ellos; porque el común de indios o sean los llamados maceguales sembraban en las lomas, montes y laderas. La tzitacua era una suerte de tierra que corría de monte a laguna y constaba de veinte medidas en cuadro, ésta era similar a la medida de tierras que usaban los indios principales la que llamaban irecha pirimo. El beneficiado de Pazcuaro señaló en


“la clausula siguiente por parecerme autoridad de un gran ministro lengua tarasca y tan antiguo en el obispado la quiero poner a la fecha en comprobación de lo referido:

“Yten declaro que yo tengo dos tzitaquas y media de tierras que son cincuenta medidas de ancho de la conque miden los indios principales sus tierras que llaman de los Yrechas que en ellas caben más de dos fanegas (más de siete hectáreas) de maíz en sembradura. En comprobación de lo dicho también hace la noticia que se tomó de un proceso que es en la manera siguiente: Tzitaqua consta de veinte brazas o estatura de un hombre el brazo levantado y veinte codos la mano abierta según se midieron dichas tzitacuas que compraron los indios de Chilchota en el pueblo que llaman Tiripondiro, las cuales vendieron don Martin de Villegas y don Luis de Castilleja, herederos del Casonsi, y las que compró Juan de Torres Guerrero en dicha jurisdicción o en la ciudad de Pascuaro. Cristobal Manuel, afto de 1651 y allí se refiere la medida que es como queda dicha una estatura de un hombre el brazo alzado y la mano abierta y luego un codo con la mano abierta.

Paracata es una suerte de tierra en llanura que corre entre unos montes que consta de veinte pirimos o medida con que se miden las tzitaquas pues como queda dicho de ellas no se diferencian más que en el nombre porque de ser llanura que corre de monte a laguna constara de tzitaqua y si entre monte de Pirimo, más en cuanto a la medida no hay ninguna diferencia”.

La propiedad de la tierra surgió a partir del dominio español. La posesión antigua fue identificada y transformada en propiedad privada. Veamos como sucedió este proceso.

En la época colonial Pablo Huitzimengari, por ser descendiente directo del Caltzontzin, reclamó las tierras como suyas; los españoles después de un largo proceso judicial le reconocieron la propiedad. Posteriormente Pablo Huitzimengari vendió esos terrenos a los barrios de Zacapu. Los terrenos adquiridos permitieron que el tipo de poblamiento de Zacapu continuara persistiendo en forma similar al antiguo; formando el cuerpo de una urbe abierta, con sus centros y su periferia respectiva.


Durante los primeros siglos de la época colonial, la periferia de Zacapu era delimitada con diversos nombres, los cuales se referían a puntos geográficos pues era costumbre entre los naturales que sus límites fueran demarcados por las características fisiográficas. En el siglo xviii se nombraron 17 topónimos que servían de límite a Zacapu:


Límites de Zacapu


Los 17 topónimos que delimitaban a Zacapu pueden ser ubicados, en sentido contrario de las manecillas del reloj, de sur a norte, de norte a oeste, de norte a sur y de sur a oriente, hasta encontrarse con el punto de partida. Los topónimos fueron denominados de la siguiente manera:

Yomarandopururhü (Yomarandopururihi), “sierra de pinos, este paraje así lo llamaron los antiguos porque en el lugar se ven muchos árboles de pinos en una ladera”

Púcuaro “lugar de amoles”

Sincuimácuaro (Sicuimacua) “lugar de raspa” o lo mismo que si se dijera Tzicuimáncuaro que significa en castellano lugar del raspadero, este lugar se hallará contiguo a un ojo de agua”

Paracutítzaro “lugar de las ortigas, este paraje así lo llamaron los antiguos porque en el nacen plantas de ortigas, se hallará este lindero en unas lomas donde se ven vestigios antiguos”

Congaritas o Llerechareh, el primer término significa juntas y el segundo ríos, “este paraje se hallará donde se ve la unión de dos arroyos o de dos ríos”

Tarimaichi (Tarimaich) o Tarimuicha “lugar de sauz o de sauces”

Cherinrapü (Cherinrapi) o cheriharapit “tepetate blanco, este paraje se hallará sobre una loma”

Querandha (Querenda) y por otro nombre Xengua (Xenguhan), el primer nombre significa lugar de la piedra, y el segundo topónimo quiere decir lugar del árbol capulín, “así llamaron los antiguos porqué se ve una peña y un árbol capulín”

Yyatzeo (Yetzeo, Lletzeo) “paraje del resumidero, en este lugar se ve una piedra enterrada”, se ubicaba en terrenos de la hacienda de Zipimeo, inmediatos al pueblo de Zacapu.

Apundito (Tapunditu) “lagunilla, se hallará en una cañada”

Aguanuato (Aguanuantu) “cerro del conejo, se ubica en un puerto o donde hacen puertecillo dos cerrillos o dos lomas”

Tuataricuthi (Tuataricutü) o Tuatpatzimuiri “cerro del tule, se hallará en la punta del cerro”

Tuathi (Tuatu) o Tuatiaratzin, “el primer término significa cerrito y el segundo cerro de la alberca”

Nocundicuacheriuraphi (Mocundicuacherinrapü) “angostura de tepetates blancos, este paraje se hallará en un ojo de agua, en tepetates blancos”

Cuanatzihi (Cuanatzhü) “vueltas, este paraje se hallará en el lugar que llaman: camino de las vueltas”

Cutzumbu (Cotzumu) “avecilla, este paraje se hallará en un cerrillo”

Yotátiro “cosa alta o altura, este paraje se hallará al sur del pueblo de Tzacapu donde existe una peña”

Tuanaricutün “significa en castellano Ladera que esta a la vista del cerro que nombran en idioma tarasco Tzoruntza”

Tzoruntza, nombre del cerro.


15Durante la época colonial el cambio de linderos se fue haciendo en forma paulatina pero constante, conforme se fueron estableciendo los españoles. En el siglo xviii se indicó que las tierras de Zacapu llegaban por el oriente hasta el paraje nombrado Ziranétaro, “lindero divisorio de las tierras del pueblo, con las de don Antonio Villaseñor. Siranetaro o Siraneturo significa una misma cosa” la primera Moral y la segunda Moralito. Además se indicó “que por el poniente reconocen el paraje del arroyo de la angostura y por señal un peñasco de tepetate, lindero divisorio de las tierras del pueblo, con las del pueblo de San Juan Carapa”.


En 1791 se reconoció que los linderos “que se hallan dentro de los vientos de poniente, norte, sur, oriente y pueblo de Zacapu... eran los llamados Pucuaro, Cruz Gorda, Yotatiro, Cutzumu, camino de las Vueltas, arroyo de la Angostura, cerro de la Alberca y la población de Tzacapu; las cuales formaban una figura irregular, y según las diligencias del reconocimiento, tanteo y avalúo constan de una extensión de siete y medio sitios de ganado mayor” similar a 12,750 hectáreas.


En el mismo año de 1791 se precisó que las tierras de Zacapu eran los parajes “llamados Las Juntas del río de Tzacapu y arroyo que sale de las fuentes que llaman de los pajaritos, cerrito que llaman de los pajaritos; que son al oriente de la población de Zacapu”. Límites que indudablemente expresaban las 600 varas por cada viento que les asignaba la congregación. Los indios reclamaban mayor extensión pues las ciénegas eran consideradas de su propiedad. Sin embargo, los españoles indicaron que las ciénegas eran tierra de nadie.5


En el siglo xix se afirmó que los indios de Zacapu tenían 17 sitios de ganado mayor o sean 30,000 hectáreas aproximadamente.6


La conquista

En 1520 los nativos michoacanos tuvieron noticia de los iberos por una embajada náuatl que buscaba la alianza con los purépechas para combatir al invasor.


Los indios purépechas conocieron a los españoles en el invierno de 1521 después de la caída de Tenochtitlán, época en la cual Cortés envió a sus huestes a explorar las tierras michoacanas y a conocer las cantidades de oro y plata que poseían. Los conquistadores tenían una sed insaciable de oro y en su búsqueda llegaron hasta Tzintzuntzan. De ahí partieron los mensajeros nativos con la mala nueva.


El indio confundió la llegada de los iberos con el regreso de los dioses del oriente; además, la tradición oral les había pronosticado que llegarían nuevos conquistadores y que ellos serían los gobernantes.


¶Las armas modernas del siglo xvi fueron letales durante las guerras de conquista, pero fueron más mortales las hambres y las enfermedades que padecieron los indios, inherentes a la presencia del hombre europeo. En 1520 la viruela llegó a México con las tropas de Narváez; un negro fue el portador. Penetró a México en forma inmediata y avanzó más rápido que los ejércitos; diezmó y acabó con poblaciones enteras. La plaga apareció en Michoacán en 1520, después de la llegada de los purépechas que habían ido a escuchar las proposiciones de Moctezuma. En ese año la viruela hizo grandes estragos en Tzintzuntzan, mató a muchos indios en toda la provincia, en especial en el gran centro rector purépecha a causa de ella murió el gran sacerdote y el Caltzontzin Zuangue.


¶Los nativos de la región de Zacapu no opusieron alguna resistencia a los españoles; en forma pacífica aceptaron al nuevo conquistador y en forma nominal reconocieron al rey de España. Nuño de Guzmán después de atropellar a Tzintzuntzan pasó con sus tropas por el extremo oriental de la región de Zacapu, por el área en donde hoy en día se encuentra Coeneo y Guaniqueo. Indudablemente las ciénegas de Zacapu funcionaron en calidad de defensas y Guzmán prefirió rodearlas, dirigiéndose hacia el norte.


Las encomiendas

Fueron establecidas en el año de 1524, pues los cristianos españoles iniciaron el reparto del territorio recién conquistado tanto del mundo mexica como del área purépecha. Hernán Cortés estableció las encomiendas y con este tipo de administración pretendió servir a Dios, al rey de España, a los intereses particulares de los españoles, y beneficiar a los indios.


En la práctica la encomienda sustituyó a todos los órganos públicos, civiles y religiosos; en forma hipotética, ella se encargaría de convertir a los infieles, catequizar a los indios adultos, enseñar la fe católica a los niños nativos, cuidar que celebraran y escucharan misa los días domingos y festivos. Además el español encomendero vigilaría que los naturales reprodujeran los nuevos modelos de vida social. Sin embargo, en la acción concreta la encomienda estuvo dirigida a beneficiar a los conquistadores, pues les otorgó el poder de usufructuar los recursos naturales contándose entre ellos al hombre nativo.


La encomienda se ocupó de explotar las áreas mineras de Michoacán y Guanajuato. Los encomenderos organizaron el trabajo en las minas, el aprovisionamiento de la fuerza de trabajo y de los bastimentos, por medio de los repartimientos de los pueblos de indios y del tributo.


¶En la región de Zacapu los primeros encomenderos fueron Hernán Cortés, Hernando de Jerez, Juan de Solís y Juan de Villaseñor. Cortés bajo su poder sometió a Naranja y a Huaniqueo; Jerez fue beneficiado con Zacapu; Solís se ocupó de Comanja y Villaseñor se encargó de Puruándiro.8


¶Cortés repartió las encomiendas y benefició a su clientela, amigos y seguidores. Sin embargo en 1525 el capitán general tuvo que salir a Honduras y por no tener noticias positivas de su existencia, se le dio por muerto y nuevamente se redistribuyeron las encomiendas. Pero Cortés regresó al año siguiente a México y determinó restablecer a los beneficiados que él había señalado.


¶Cortés fue encomendero de las principales regiones de Michoacán: Tzintzuntzan, Tuxpan y Huaniqueo, en ellas se sostuvo hasta 1529. Hernando de Jerez encomendero de Zacapu fue sucedido por Gonzalo de Avalos, esposo de la hija de Jerez. Solís experimentó varios cambios en su encomienda; primero Cortés se apropió de Comanja con la condición de que daría de comer a Solís y, después, en 1528 al salir el capitán a España, Gonzalo López se hizo cargo del pueblo pues indicó que tenía un poder de Solís. En el mes de junio del mismo año Gonzalo López autorizó a Pedro Cuinierangari para que tuviera el control del pueblo a cambio de llevar 60 cargas de maíz y 20 de frijoles a las minas, cada veinte días. Al morir Solís la encomienda fue otorgada a Juan Infante.


A partir de 1528 Juan Infante se apoderó por medios lícitos e ilícitos de las encomiendas de Naranja, Comanja, Coeneo, Sebinan, Zipiajo y Azajo, en la región de Zacapu y Huaniqueo, además de otras que circundaban al lago de Pátzcuaro.9 Hasta la segunda mitad del siglo xvi Infante disfrutó de esas encomiendas.


Los pueblos encomendados de la región de Zacapu eran dispersos y en consecuencia de un escaso número de casas. En 1523 la relación de la visita de Carvajal señaló que los asentamientos humanos estaban organizados en diversos niveles:


Provincial, o sea que reconocían el gobierno del Caltzontzin, ubicado en Tzintzuntzan; este nivel orgánico fue determinante para que durante la época colonial se reconociera primero la jurisdicción de Tzintzuntzan y después fuera denominada con el nombre de jurisdicción de Pátzcuaro.


La regional, la cual cohesionaba a una área geográfica y establecía una estrecha relación con el gran centro de poder que era representado por Tzintzuntzan; este nivel orgánico señaló que en la región había tres centros principales en relación a su economía, organización social y religión: Comanja, Huaniqueo y Zacapu.


El nivel local precisaba la dependencia radial de cada centro regional; Naranja dependía de Comanja pero Naranja tenía en calidad de sujetos a Otlatli y a Copanban.


¶La relación de Carvajal también señaló que Apúndaro era gobernado por Characi y el estaba sujeto al gobierno de Comanja. Además, de Apúndaro dependían Ocinibo u Ocambo, Taricaco, y Agungárico. Relaciones más tardías del siglo xvi señalaron que Apúndaro era un asentamiento que estaba sujeto a Zacapu. Por otra parte, también se menciona que Marijo dependía de Zacapu.




33Atendiendo a los cálculos (de Borah) de cinco habitantes por casa, se encuentra que una área habitacional de cuarenta casas tenía por lo mínimo unos docientos habitantes.


34La organización de los asentamientos humanos de los nativos no fue comprendida por los conquistadores ibéricos. Las categorías políticas del mundo europeo fueron utilizadas para interpretar a la realidad nativa. En la Nueva España los ibéricos, en forma constante, dieron a los asentamientos humanos nativos el nombre de ciudades, pueblos y barrios.


En el siglo xvi la ciudad significaba el área de traza reticular, en forma de tablero de ajedrez, con calles bien delineadas; toda la unidad habitacional tenía que estar rodeada de muros y su interior era “una congregación y ayuntamiento de mucha gente, repartida en barrios, y calles, recogida en aquel lugar, con vínculos de amistad, y paz”.10 Además, una ciudad era una unidad política, administrativa, económica y social.


La ciudad servía al hombre para la “conservación y guarda de su individuo y persona”. El barrio era “congregación de gente poca, en pocas casas, y es una parentela, que ha crecido y hechose de unos muchos, y pobladose de una casa muchas, y constituidose de una vecindad de hijos, y nietos [...]. Los ibéricos explicaban que “en España [...] de linajes se comenzaron los barrios aunque después con crecer y multiplicarse las gentes, debió de hacerse de diversas familias”. Además, los españoles señalaban que el barrio “por ser casas pocas, aunque sean de diversas familias, el cual no estaba cercado de muros, y que después creció el número y trocó el nombre en el de ciudad (que es congregación de muchos barrios”.11


37El número de casas era el factor determinante para definir la categoría política que tenía cada unidad habitacional y servía para establecer el cuadro taxonómico del desarrollo urbano de cada región que visitaban. De esa manera y con esa mentalidad los españoles fueron determinando y calificando a cada asentamiento humano de la Nueva España, llamándolos en forma despreciativa lugares, o dándoles los calificativos de aldeas, villas y ciudades. Además, del gran número de casas que debería tener una ciudad, sus actividades tenían que ser de tipo mercantil, en donde no predominaran actividades agrícolas, sino de calidad artesanal y de industria incipiente.


38Los españoles no vieron en los centros regionales del área de Zacapu características urbanas, sólo vieron actividades agrícolas y gente sin policía, es decir sin organización política y administrativa. En forma constante e insistente trataron de modificar a los paisajes tradicionales con la formación de un pueblo o de una fortaleza, con la congregación de la población, y el establecimiento de instituciones que avalaran a la propiedad privada y del hombre.


Las instituciones civiles

39Cobraron relevancia a partir de la década de los cuarenta del siglo xvi. En 1538 fue nombrado el primer virrey, Antonio de Mendoza quien llegó a la Nueva España dos años después; en 1541 pasó por Zacapu, Tlazazalca y Xacona; iba a tratar de pacificar a los indios que se habían rebelado en la Nueva Galicia, fue a luchar contra el tlatol (el discurso) del diablo, el cual pregonaba la expulsión del invasor español.


40Primero una sequía prolongada en 1540, después en 1541 y 1542 epidemias de matlazauatl causaron gran mortandad y las heladas prematuras dañaron las sementeras de maíz en la provincia de Michoacán. Además la rebelión y guerra del Mixtón presionaron al nuevo sistema de gobierno para buscar soluciones a la tensión social, económica y política tanto de la Nueva España como del obispado de Michoacán.


41El virrey Mendoza, en atención a las necesidades imperantes, transplantó diversas instituciones y soluciones europeas y las aplicó en la Nueva España. En México inició el establecimiento de diversos aparatos de administración, de justicia, defensa, religión y hacienda real. Es decir trató de reorganizar a la sociedad española, al grupo en el poder, y subordinar a los indios.


42En diversas regiones ordenó que los indios que estaban derramados sin orden fueran juntados en pueblos para que vivieran “en traza y policía por que con más facilidad sean industriados en las cosas de nuestra santa fe católica y porqué se eviten muchos delitos y excesos que estando esparcidos y apartados se cometían”. Además estableció ordenanzas “de la manera que habían de tener los indios que servían a minas y comida que se les había de dar, moderando el número de los que habían de servir y el servicio que habían de hacer, lo cual antes que el virrey pasase a estas partes estaba muy confuso y desordenado”. Mandó “abrir caminos por toda esta tierra para que puedan andar carruajes de bestias por evitar la carga de indios como por la mayor parte se han utilizado”, lo cual redundó en gran utilidad de los españoles por las diversas contrataciones que realizaron. Además, determinó que “hubiese en cada pueblo: cabildo, alcaldes, alguaciles y regidores” nombrados por elección interna y confirmados por el virrey. Estableció los tribunales de primera y de segunda instancia. Antonio de Mendoza tuvo “especial cuidado de industriar y enseñar a los indios naturales de esta Nueva España en los oficios mecánicos”. “Así mismo dio orden como en esta Nueva España se labrasen las lanas e hiciesen paños”.12


43Los decretos y mandamientos del virrey de la Nueva España en su mayoría fueron aplicados y funcionaron bajo diversos matices en la época colonial. Los eclesiásticos atendieron las ordenes reales pues el virrey era el que presidía al patronato de la iglesia. En 1542 la emisión de las Nuevas Leyes trataron de eliminar al sistema de encomienda y por otra parte pretendieron consolidar a las instituciones civiles y religiosas.


44En 1548 Jacobo Daciano fue uno de los primeros franciscanos que trató de darle forma de pueblo al antiguo Zacapu. Consideró que los antiguos moradores no tenían orden ni policía. Visitó a la región “bajando de la sierra por Cheran, llegó de noche al pueblo de Zacapu”.


45Antes de entrar los ministros evangélicos tuvieron noticias de las campiñas de Michoacán. Sabían que estaban


“esmaltadas de flores y hierbas medicinales, y sus montes cubiertos de frondosos árboles que impiden al sol el que penetre con sus rayos en aquel terreno. Sus frutas, por abundantes y exquisitas, se hacen lugar en todas las historias. La tierra de Michoacán es, si no la mejor de toda esta América septentrional, tan buena, que ninguna excede en las calidades de temple, fertilidad y abundancia de todo aquello que da crédito a las excelentes regiones del mundo.


46Michoacán fue llamado paraíso terrestre de este nuevo orbe.


“Toda esta circunvalada de hermosos y cristalinos ríos, y tiene varias lagunas que en sus dilatados ámbitos parecen pequeños mares. Los peces de sus aguas son tantos y de calidad tan saludable, que por la multitud le dieron nombre a toda la provincia, no siendo otra cosa Michoacán, que tierra de mucho pescado, en lengua mexicana”.13


47La exquisitez del paisaje natural hizo que la región de Zacapu fuera bautizada y conocida con el nombre de JAUJA pues se afirmó que estaba cercado de copiosos árboles; además, tenía “otro río famoso, que por la amenidad de sus orillas, es el recreo del pueblo de Zacapu”.14 Además, entre los elementos naturales destacaba el cerro de la Alberca, el cual tenía “forma de un vaso descomunal, redondo, pero en su simetría tan perfecto, que es milagro de la naturaleza.


“Todo el cerro que le sirve de base es redondo, y en su cumbre tiene labrada una alberca, siendo por dentro hueco y lleno de agua, desde el bordo a la superficie del agua hay un tiro de piedra; no permite lo perpendicular del labio bajar por parte alguna al centro, ni cría yerba alguna por todo aquel distrito, o porque no hay tierra que la produzca, o porque la piedra o dureza del suelo estorba la virtud para criarla. [...] Al pie de este natural se ve la ciénega de Tzacapu, enclaustrando muchas leguas, a trechos en su centro. Allí abundan el pescado y volatería de patos diversos que abastecen todo aquel distrito para el sustento. Tiene aquí su fontal origen el ya mencionado río de Angulo, muy caudaloso, que confunde sus aguas con el Río Grande; y antes de incorporarse en el, haciendo como alarde sus cristales, se precipita de la cumbre de un cerro con tal impetu, que entre los peñascos del plano y el golpe de la agua, pasa cualquier viandante a pie enjuto”.15


48Jacobo Daciano, al comprobar la magnificiencia de la región, no quiso pasar adelante sin formar el pueblo y edificar un templo a su dios cristiano. A la mañana siguiente hizo desmontar el sitio, “ayudado de los indios que lo seguían y de los muchos que convirtió en el pueblo”, puso los cimientos de la iglesia parroquial y del convento de Zacapu. Consideraba que los edificios por sí mismos congregarían a la población. Sin embargo, después del trabajo los nativos regresaban a continuar viviendo en sus antiguos asentamientos.


49La formación de los pueblos se efectuó por órdenes dictadas en la última década del siglo xvi y realizadas en 1603. La congregación de los indios dio paso al nuevo sistema de poblamiento, distribución y uso del espacio.


50La nueva distribución del espacio físico estableció las características específicas de los poblados: el centro y sus barrios. En el centro se ubicó al grupo dominante, el español, compuesto por diversas facciones: el clero representado por la parroquia y el convento; los comerciantes; las autoridades reales o sean los tenientes de alcalde mayor ubicados en las casas reales. En 1790 se afirmó que en Zacapu “residen aquí 71 familias de razón, que se ocupan principalmente en siembras de maíz de temporal; 4 tejedores de manta, 1 cohetero, 1 sastre, 1 carpintero y dos herreros”,16 otros 5 poseían tendejones. El resto o sean 57 familias vivían en estancias y haciendas.


51En 1790 el centro de Zacapu se caracterizaba por su gran plaza y en su entorno se ubicaban: las casas curales, las cuales estaban adjuntas al templo, eran altas y sólo servían para habitación, en sus orígenes sirvieron de aposento de religiosos y fue conocido por el convento de San Francisco. Enfrente del convento estaba el cementerio, el cual era amplísimo. La parroquia era una iglesia que tenía


“una espaciosa nave de paredes de piedra, torre de lo mismo, cubierta de teja, entablados superior e inferior muy bueno, coto alto de excesiva extensión, órgano en uso, aunque malo, piezas separadas de sacristía y bautisterio, éste obscuro debajo de dicha torre; decentes ornamentos, retablo mayor dorado bien conservado, pero de fea talla, otros seis altares formales con sus retablos, cuatro sin dorar de la misma escultura”.16


52Las casas reales y la cárcel eran de adobe, cubiertas de teja pero reducidas y no habitables. La receptoría de alcabalas era del mismo material.


53El centro de Zacapu durante la época colonial fue reconocido en calidad de secundario, dependió de Pátzcuaro en donde radicaba el alcalde mayor. El centro representaba a la unidad administrativa, económica, política y social de la región, sin embargo internamente estaba subdividida en barrios.


54Los barrios fueron los asentamientos en donde fueron congregados los indígenas. En la época colonial el barrio fue considerado con la calidad de unidad básica de organización social, sin embargo en cuanto a la administración el concepto de barrio competía con el concepto de pueblo pues el populus se remitía a la población en general sin hacer diferencias sociales, ni divisiones internas de cada asentamiento humano. La mención y uso de cada concepto parece caprichoso, sin embargo, su uso fue relativizado según la región y la localidad.


55En forma externa las autoridades constantemente mencionaron a Zacapu refiriéndose a la región y al pueblo en su conjunto; los nativos se referían a Zacapu al mencionar al pueblo, al centro administrativo, económico y social, para defender sus intereses comunes. Pero a nivel interno reconocían sus divisiones territoriales, o sea su pertenencia a determinado barrio.


56Los barrios fueron jerarquizados por el número de habitantes y por su ubicación espacial, por lo cual se podían distinguir en centrales y periféricos. Siempre relacionado con un centro, el espacio geográfico fue dividido en diversas áreas de influencia en relación a la distancia que podía recorrer un individuo en una jornada normal sin llegar a realizar demasiado esfuerzo. Fue así que los centros administrativos fueron ubicados a distancias medias de cuatro a cinco leguas o sea de quince a veinte kilómetros de distancia. En 1746 en la región de Zacapu había dos cabeceras que dependían de Pátzcuaro: Tiríndaro y Zacapu, ambos poseían iglesia parroquial y cada una en su área formaba una república de indios. De Los Santos Reyes Tiríndaro dependían los pueblos de Naranja, San Francisco Tarexero, Coeneo, Sipiajo, Comanja y Santiago Azajo. A Santa Ana Zacapu estaban sujetos sus barrios y cinco ranchos de labor.17 Los pueblos en forma constante estaban, aunque no fueran cabecera, divididos en barrios.


57Los barrios pequeños continuamente tendieron a desaparecer tanto por las enfermedades como por la política reduccionista. A principios del siglo xvii Zacapu tenía nueve barrios: San Juan Bautista, San Pedro, San Andrés, San Antonio, Santiago, San Sebastián, San Miguel, Santa María y San Juan Evangelista.18 En 1630 se indicó que Zacapu sólo tenía seis barrios, pero San Juan Evangelista Querécuaro ya no poseía indios;19 además, no se mencionó la existencia de los barrios San Pedro, San Antonio y Santa María. Eso se debe a errores en la observación o lectura y porque los barrios pequeños se fueron asimilando a otros de mayor tamaño y extensión. Para clarificar es conveniente hacer hincapié que López Lara tuvo un pequeño error en la lectura del documento pues leyó “San Juan Cuangarita, que llaman Querécuaro”, en vez de haber leido: San Juan Evangelista que llaman Querécuaro. Por otra parte, se puede observar que la omisión se originó a causa de que sólo seis barrios estaban ubicados en el cuerpo de la población y otros tres restantes se ubicaban en áreas periféricas. En 1603 se mencionó que Santiago Cuinato era un barrio de Zacapu, sin embargo, documentos posteriores señalaron que el pueblo viejo de Santiago Cuinato20 se ubicaba en el cerro que hoy recibe el mismo nombre y se encuentra al sur de la población y de la carretera que va a Morelia. Otro antiguo asentamiento era Urumbécuaro el cual estaba ubicado en un llano cerca de Cuinato.


58En 1760 se indicó que Zacapu poseía seis barrios, sin embargo esa lista eliminó a San Sebastián Guanamuco y Apúndaro, pero agregó a San Francisco y San Miguel,21 es decir, en esa época hicieron cambios de nombres, pero esos seis barrios se reconocen hasta la actualidad: San Juan Bautista, San Francisco, San Andrés, Santiago, San Miguel y San Juan Evangelista.


59Durante la época colonial el sistema de poblamiento sostuvo un constante proceso de congregación de la periferia al centro pues a la política urbanizadora de 1603 fueron agregadas las continuas pestes que en forma cíclica se presentaban cada veinticinco años. En 1737 se observó que San Juan Evangelista Querécuaro, San Juan Bautista Urumbécuaro, San Sebastián Guanamuco, San Antonio Yyatzeo y San Miguel Quarun fueron afectados por el matlazauatl y “los pocos vecinos que quedaron fueron agregados a Zacapu”.22


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Hasta la actualidad no contamos con una fuente histórica del siglo xvii que describa la ubicación topográfica de los barrios de Zacapu. Sin embargo, observando las características fisiográficas y la traza en torno al centro, se puede afirmar que a través del tiempo la plaza ha jugado un papel importante para la ubicación de los barrios; además, por el área norte, el poblamiento fue determinado por las lagunas; los barrios que han cambiado de nombre y que hasta la actualidad no tienen una traza reticular son los que se encuentran en el área sur. O sea que los seis barrios que existían en el siglo xvii fueron establecidos en dos líneas paralelas, de las cuales sólo conocemos los nombres de una, es decir de los que se encontraban en el costado oriente; nombrándolos de norte a sur eran San Andrés, Santiago y San Miguel. En la otra línea del costado poniente de la plaza se ubicaban San Juan Bautista, San Pedro y Santa María; estos dos últimos fueron los que cambiaron de nombre.


61Tanto los barrios como los pueblos de indios se ubicaban en torno a las ciénegas y lagunas, siempre en las partes más altas. En 1792 se indicó que Zacapu tenía un ojo de agua tan crecido que formaba un pequeño río, el cual corría hacia el oriente hasta precipitarse en las ciénegas. La población estaba situada sobre una loma de tepetate desigual, alrededor y orilla de un cerro, erizo de piedra; el malpaís clavado casi en el centro de la población. El primer y segundo cuadrante se hallaba en la parte baja; el tercer y cuarto cuadrante del pueblo estaban sofocados de lomas de malpaís o de piedras intransitables. Tarejero estaba situado en el interior de la ciénega, en un promontorio que tenía forma de anfiteatro, sobre un cerrito pedregoso y de tezontle. Naranja se ubicaba al oriente de la ciénega, situado en un plan, vistoso y desembarazado. Tiríndaro por el mismo rumbo oriente estaba colocado en una llanura despejada, a las márgenes de una ciénega.23


62Los pueblos indios de las riberas lacustres se diferenciaban de las poblaciones que se ubicaban en laderas y estribaciones de los cerros. San Juan Evangelista Comanja estaba situado sobre una loma tendida, bien ventilada. Santiago Azajo se encontraba colocado al pie de un cerro cónico en forma de anfiteatro. La ubicación de los pueblos en ciénega o en estribación de sierra, definía su temperatura, los primeros eran de temperamento templado y los segundos más fríos.


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En 1792 se afirmó que de Zacapu a Tarejero había dos leguas de camino llano, intransitable en la estación de aguas “por ser terreno de ciénega y así no es este el camino verdadero”. De Zacapu a Naranja había legua y media de camino llano, despejado y muy bueno para carruajes. De Naranja a Los Santos Reyes Tiríndaro había media legua escasa, de camino muy bueno, muy llano y cómodo para carruajes. De Tiríndaro a Comanja había dos leguas escasas, de camino muy bueno de herradura y trabajoso para carruajes. De Comanja a Azajo había una legua larga de subida, bueno pero de herradura.

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Los barrios también poseían su centro y éste estaba compuesto por su capilla y su hospital. En 1630 se afirmaba que en Zacapu “cada barrio tiene su hospital”

y en 1792 se confirmaba en particular de un hospital de Zacapu, del cual se dijo que “hay capilla del hospital con su torrecita anexa, paredes de adobe, tejado de teja, entablados superior e inferior, sacristía, coro alto, con un altar y retablo nuevo, los dos tercios dorados. Fuera hay cocina para las semaneras, y una trojecita nueva de madera”.


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En 1792 el caserío de los barrios de Zacapu estaba “dispuesto sin forma regular de calles, por no facilitarlo lo local”; en forma similar se encontraba Tarejero y NaranjaTiríndaro era diferente a sus vecinos pues su caserío tenía “orden de calles”. Del siglo xvi al xviii las casas de los nativos evolucionaron tanto en su estructura como en sus materiales. En general todos los edificios eran bajos de un sólo piso. Recibían el nombre de chozas. Los muros eran de adobe, de piedra y lodo, o bien de madera también denominados de estacas. Los techos eran de tejamanil o zacate; sin embargo en 1792 se comenzó a recomendar “una nueva de teja, propia de un indio, que dispuso un alojamiento superior a los de su clase”. El piso de las casas era de tierra, sin embargo algunas familias acomodadas preferían el de adobe.


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La casa de los nativos estaba compuesta de una habitación y un área de cultivo, el cual era pequeño, en total su espacio alcanzaba a los mil metros cuadrados.


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En la época colonial se afirmó que los naturales de Zacapu y Tiríndaro eran poco ladinos o sea que hablaban poco el español, en cambio los de Tarejero y Naranja eran ladinos. Además indicaban que los de Zacapu, Tiríndaro y Naranja eran dóciles, es decir menos revoltosos que los de Tarejero. Todos los indios eran conocidos por su calidad de laboriosos pero los de Tiríndaro recibían el calificativo de industriosos. Categorías que eran definidas por la ocupación y la forma de vida que llevaban.


¶Los propietarios españoles, dueños de las haciendas y de los ranchos ribereños, no utilizaban a los terrenos anegados en la agricultura. Las áreas cenegosas y pantanosas eran empleadas en la cría de ganado mayor y menor. Hernán Cortés fue uno de los primeros españoles que introdujo puercos en la región de Zacapu, al mismo tiempo se inició la cría de ovejas, carneros, caballos, muías y burros. En 1792 se indicó que el paisaje lacustre de Zacapu era de un llano muy vistoso y extenso. Tenía un considerable número de ganado mayor y caballada. El ganado entraba en las ciénegas de mucha amplitud, en ellas pastaba en las estaciones de secas.


¶Los nativos de Tarejero, Tiríndaro, Naranja y Zacapu eran de vida lacustre y aprovechaban los recursos naturales para su subsistencia, pescaban bagre y pescado blanco en las lagunas.27 La humedad de las riberas permitía el cultivo de hortalizas. La población nativa vivía de la producción artesanal que se derivaba del tule, tulillo, carrizo y carrizillo.


La propiedad de la tierra

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La posesión de tierras de los indios era de tipo minifundista pues escasamente tenían mil metros cuadrados de terreno para su habitación y para sus cultivos. Sin embargo, los hospitales e iglesias poseían mayores extensiones de terrenos y mayor número de ganados; los nativos trabajaban esas tierras en forma comunal y sus productos eran aplicados en los gastos religiosos, ceremonias, reconstrucción de los hospitales e iglesias y festividades de los santos patronos.


¶En 1630 se afirmó que cada hospital poseía “algunas ovejas y carneros. Todo poco”.28 Posteriormente los naturales compraron algunos terrenos y en 1760 se indicó que “tenían dos llanos, en los cuales sembraban maíz. Uno era denominado Tepacuas y el otro de la Angostura. En ellos tenían algunos arrendatarios. Además Zacapu, poseía tierras por el lado del poniente, sin poblar, cuyos linderos era la cruz gorda”.29 En 1792 se indicó que los indios habían adquirido más terrenos y eran “aplicados al cultivo de la tierra, por tener en su recinto cinco ranchos de labor, propios de la república”.


¶La imagen tradicional que se formaron los españoles de los nativos consistió en que los indios se resistían a trabajar para ellos y por consiguiente les redituaban pocas ganancias. Los ibéricos continuamente afirmaban “los habitantes de los pueblos son indios poco inclinados al trabajo de la labranza [industrial], no se logra [ganancia alguna] de este beneficio, pues sólo están atendidos a los zapatos de baqueta, oficio que tienen todos los pueblos y de él obtienen para pagar los tributos, derechos parroquiales, tasaciones y sustento de sus familias”.30 En 1792 se afirmaba que los de Zacapu, Tarejero, y Naranja sembraban maíz en escasísimas porciones. Tiríndaro sembraba maíz y trigo de temporal y lograba vivir con desahogo. Además, Tarejero, Zacapu, Naranja y Tiríndaro curtían cueros y hacían zapatos. Los de Tarejero se alquilaban de peones en la hacienda de Bellas Fuentes, los de Zacapu hacían esteras, los de Naranja sembraban en tierras propias y en las que rentaban a la hacienda de Bellas Fuentes y los de Tiríndaro criaban ganado.31


¶La producción agrícola de los indios ribereños radicaba en el maíz, frijol, calabaza y chile, pues tanto el clima como la profundidad y calidad del suelo eran más propicios para estas actividades en comparación con los pueblos que se encontraban en los lomeríos de la sierra. En la sierra


“por la humedad de la tierra es fértil para los trigos que vulgarmente se llaman aventureros, pero no para maíces y otras semillas que no prueban tan bien por lo muy temprano y recio de los hielos. Y también porque las tierras son de las que llamamos delgadas y de poco migajon. Menos fértiles son las de los pueblos de Comanja, situado en un estrecho valle, circulado de un fragoso malpaís y de la sierra en que esta situado Azajo”.32


¶En general se observaba que los naturales de la región de Zacapu vivían en la miseria por la falta de arbitrios es decir por escasez de recursos económicos, pues “carecían de tierras, contaban con escasos recursos para sus mantenimientos [de subsistencia] y no podían cumplir con sus obligaciones” tributarias. Los que “estaban pensionados en las haciendas circunvecinas” no recibían su paga en reales “su trabajo se les pagaba en efectos o sean mercancías y avíos; posteriormente los avíos eran vendidos a precios menores, sufriendo bastantes perdidas”; la insoportable situación, hacía que los indios se ausentasen de sus respectivas vecindades. Regularmente de Huaniqueo, Erongarícuaro, Pátzcuaro y Zacapu “se retiraban a trabajar a las tierras calientes”, poniendo en peligro sus vidas, por la mudanza de temperamentos y por realizar trabajos no acostumbrados; por cuyo motivo estaban “faltando algunos naturales y los que quedan cargan las pensiones [tributarias] a que estan obligados”.33


¶Los ganados de las cofradías de Zacapu, de Nuestra Señora de la Concepción, de San Juan y de Santiágo, pastaban en tierras de la comunidad. Las 15 reses de la cofradía de la Concepción o del hospital de Tarejero pastaban en tierras de Bellas Fuentes, “pero con la carga de trabajar 40 personas por sólo la comida” durante cuatro días al año, “en limpiar las zanjas y arroyos de la hacienda”. Las cinco bestias caballares y las 50 reses de la cofradía de la Concepción de Naranja pastaban en la ciénega de Bellas Fuentes “a la que van a trabajar 80 individuos por sólo la comida cinco días en el año”. Las 107 reses, 20 ovejas y 27 bestias caballares de la cofradía de Tiríndaro, “igualmente que el mucho ganado que tienen estos indios de por sí” pastaban en tierras de Bellas Fuentes, “por lo que se les facilitan también otras para sus siembras, con la obligación de trabajar 90 individuos 10 días cada año por sólo la comida”.34


¶La propiedad de la tierra radicó en la calidad agrícola y ganadera. De las propiedades particulares se excluían las aguas de ciénegas y malpaís. Durante la época colonial tanto los españoles como los nativos no recibieron títulos de propiedad de ciénegas y lagunas, sólo gozaron de la posesión pues el agua, las ciénegas, las lagunas, el bosque, el aire, eran considerados de propiedad común. Además, los pantanos y las ciénegas, según los españoles del siglo xvi y xvii, eran improductivos y consecuentemente fueron menospreciados. Siempre que se recibía una caballería de tierra las áreas cenegosas y pedregosas no se incluían en la medida, se expandía la medición hasta completar la tierra agrícola. Sin embargo, las aguas de los ríos empleadas en calidad de fuerza motriz en los molinos y batanes sí fueron mercedadas desde los primeros años de la administración del virrey Mendoza.


¶La propiedad privada de la tierra fue iniciada por medio de las mercedes. A partir de la merced real el poseedor se pudo llamar dueño de la tierra y justificó la propiedad con la formalidad necesaria pues no podía haber legítima adquisición por particular alguno, sin que procediera en su origen “un contrato oneroso o lucrativo con el soberano dueño universal de este suelo o a su real nombre con los señores virreyes y demás superiores tribunales autorizados al efecto”.35


¶¶En forma frecuente la posesión precedió a la merced. En la región de Zacapu la posesión de la tierra fue avanzando de norte a sur y de oriente a poniente, posteriormente se solicitó al virrey la merced de la tierra. Una de las primeras mercedes, de la región de Zacapu, fue la que se otorgó en 1544 a Luis de Avila, conquistador de la Nueva España. Se le cedió un sitio de estancia para ganado menor (764 hectáreas) ubicado en el extremo noreste de la región, en el valle de Guaniqueo, en un llano. Limitaba por el oriente con estancia de Luis de Avila, por el poniente con estancia del obispo de Michoacán, por el norte con estancia de Juan Villaseñor, por el sur tenía al río de Zacapu; Luis de Avila amplió su propiedad pues recibió en 1562 otra merced de caballería y media (64 hectáreas) en términos de Copándaro, en el valle de Guaniqueo.36 El mismo año de 1544 también se hizo merced a Antón de Silva de la estancia de Tecuantzícuaro, la cual se encontraba al oriente del cerro de Chapítiro y al norte de Copándaro.

En 1566 Andrés de Chávez recibió en merced un sitio de estancia para ganado menor y caballería y media de tierra en el valle de Guaniqueo, limitaba con los términos del pueblo de Puruándiro, con estancia suya, con estancia del obispo de Michoacán y con estancia de Cristóbal de Oñate y de Luis de Avila. Posteriormente esta estancia fue denominada La Patera. En 1568 se hizo merced a Francisco Carrillo de un sitio de estancia para ganado mayor (1,723 hectáreas), arrimado al río de Aguilar, por abajo de él o sea al sur, junto a un cerro gordo que nombran Chapítiro, enfrente de la ciénega nombrada Xico, entre el sitio y la ciénega “está el río de Aguilar, junto a la estancia de Tecuantzícuaro.  En 1590 se hizo merced a Miguel Hernández de un sitio de estancia para ganado mayor y dos caballerías de tierra “en términos y en el valle de Guaniqueo. El sitio junto a una ciénega que hace el río y junto a las estancias que dicen ser del Colegio de Valladolid, una de ellas de ganado mayor y otra de menor. Por la otra parte del río linda con estancias que fueron del doctor Alonso Martínez ahora de Bartolomé Rodríguez y el río abajo que dice de Etúquaro estancia de ganado menor de Francisco Magdaleno. Las dos caballerías son junto al pueblo de Guaniqueo, como media legua y del de Santa María esta como cuatro tiros de arcabuz. Así mismo estan junto a las tierras de labor del colegio”.40


En 1591 se multiplicaron las mercedes, además en diciembre del mismo año se realizó la primera composición de tierras. Se hizo merced a Francisco Barajas de un sitio de estancia para ganado mayor y dos caballerías de tierras, ubicadas en los límites de Puruándiro y Guaniqueo. Las caballerías localizadas enmedio de un monte,


“donde hace una mesa y un tablaso, la una y la otra cercada de robles”, “el monte arriba a la parte del poniente, las cuales caballerías comienzan desde la entrada de la primera mesa hasta un peño seco que esta casi al cabo del tablaso [...] El sitio de estancia en frente de las casas y labor de Francisco de Barajas arriba de un corral grande cercado de piedra en una loma pedregosa, donde están unos árboles tunales y robles hasta dar a la montaña que esta detrás del sitio, que corre hacia el valle de Guaniqueo a la parte de un montesillo que esta en el llano y por los lados linde con estancia de Andrés de Chavéz y con otra de Juan de Laja”.41


Se hizo merced a Francisca Velázquez, viuda de Juan Pérez Calvillo, de un sitio de estancia de ganado mayor y dos caballerías de tierra, en términos de Comanja, entre unos llanos grandes cenegosos, junto a unos tulares grandes, linde con estancia de Juan Martín; y las dos caballerías en la serranía de Teguanáquaro, en una llanada grande encima de la serranía, corre de norte a sur, linde con tierras y sementeras de Antón Trujillo Altamirano. Merced a Pedro de Ribera de un sitio de estancia para ganado menor y dos caballerías en el valle de Guaniqueo, en los límites de Puruándiro; el sitio “a la parte del sur de la estancia que llaman de Copándaro; linde por la parte del oriente con estancia del Colegio de la ciudad de Valladolid y las sierras a la parte del norte, en un llano al pie de un cerro que es algo montuoso y dos cerrillos bajos, llanos, entre la estancia de Copándaro y la que dicen de Tumbio, a la mano izquierda del camino”.43 Merced a Juan Pérez de Aparicio de un sitio de estancia para ganado mayor en el valle de Guaniqueo, “y a linde de unas ciénegas en el cerro de Chepítiro en un ancón que hace la serranía de Tecuantzícuaro, frontero al cerro de Chapítiro, el río enmedio”.44


¶Las mercedes determinaron el grado de rapidez de la colonización de la región de Zacapu; en su primera etapa trataron de consolidar a la pequeña propiedad. Sin embargo, a partir de 1591 se inició un proceso de concentración de la tierra, el cual fue legitimado con la composición de tierra y la política de congregación de los pueblos indígenas. El resultado fue la cristalización de las haciendas.


¶En el siglo xvii en la región de Zacapu florecieron tres grandes haciendas: al norte Zipimeo y anexas, al noreste Copándaro, y al sureste Bellas Fuentes, las cuales funcionaron hasta 1856, época de desamortización de bienes comunales, pues los propietarios eran religiosos.


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