SEMANA SANTA Y SU TORNEO, LA SEGUNDA FIESTA MÁS IMPORTANTE DE CORTIJO NUEVO.

TORNEO DE SEMANA SANTA
Parte 1 de 2

Recuerdo muchas cosas de mi pueblo del tiempo que me tocó vivir en él hasta mis primeros 17 años y una de esas cosas recordadas es que  la fiesta del 12 de diciembre siempre fue la más esperada, pero, sin embargo, la de semana santa también lo era por su torneo, torneo que persiste hasta el momento actual y que da  ese toque especial a nuestra tierra.

Seguramente, los organizadores del primer torneo de semana santa en 1973, no imaginaron lo que vendría después ni el alcance que tedría en los siguientes años, de tal suerte que Abelino Ambriz, Aurelio Juárez, María Elena Alonso, Héctor Alonso, Alfredo Alonso, José Luis Zavala y Antonio Zavala, se convirtieron así en los iniciadores de una de las fiestas más esperadas por nosotros: el torneo de Básquet bol de Semana Santa.

Los años 70 y los que vinieron luego hasta 1984 son los que recuerdo y de los que puedo contar con certeza porque son los de mi generación y los que viví en mi tierra. Cada mañana, un mes antes de inicio del torne, vi a los de primera fuerza entrenar y hacer acondicionamiento  físico en el Asoleadero desde las seis de la mañana y seguro que muchos de mi generación recuerdan lo mismo porque era algo que nos llamaba la atención.



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Equipo de 1973




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Los organizadores del torneo de 1973 con sus reconocimientos por haber iniciado con esta tradición. Foto de Isela Díaz Trujillo:




En la foto, Toño Jerónimo y Ramón Zamudio.

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El portal de José Acosta, tenía una enorme viga  que yacía a orillas de la pared y servía de banca a los señores que, por las tardes, platicaban ahí mientras comían pepino con chile en polvo que compraban a José. 

Los recuerdos de mis primeros años de vida en la casa cercana al río son un tanto vagos pero recuerdo los juegos de básquetbol desde antes del 73 y ya de forma clara, los ubico en el primer año de primaria cuando uno de los tableros de madera estaba en ella. Parece ser, aunque no tengo la seguridad, que esa cancha improvisada y rudimentaria solamente tenía el viejo tablero de madera visto por mí el primer año de primaria en mi escuela.



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El templo viejo de altas paredes aún estaba en pie por 1971 o 1972; era una edificación de techo de madera y teja perfectamente construído, con ventanas circulares en forma de hoyo en lo más alto de sus paredes para dar luz a su interior obscuro. La cancha que por ese entonces, tenía piso inclinado de ladrillo y era llamada “asoleadero”. Se le llamaba así porque en tiempos de la hacienda, tenía la función de secado del trigo que luego era llevado a molino del venero, luego, este molino de trigo, pasó a ser un billar y después, molino de nixtamal de don Ubaldo Díaz.

En esos primeros años, para mi de recuerdos tan remotos, la cancha de ladrillo y piso inclinado tenía tableros de madera; al  ponerse piso de cemento, se colocaron los tableros metálicos y los de madera pasaron a la escuela "Plan de Ayala" en 1973.
Ese año --o un año después del arreglo definitivo de la cancha-- se hizo el primer torneo que dio inicio con una tradición que ha perdurado hasta nuestros días.

Un año después del inicio del torneo, en  1974, mi familia y yo dejamos la casa del río cuando recién se acababa de edificar la caseta de bombeo de agua del venero al que se descendía con cubetas y maromas por unos viejos escalones que aún existen y los jovenes tenian el modo perfecto para verse ahi con las jóvenes que iban al agua con sus cántaros y rebozo. Se acababa también de terminar la excavación para la tubería del agua potable, aunque aún se esperaría hasta 1976 más o menos para que tuviéramos agua en las casas.


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La segunda fiesta de nuestro pueblo --como ya se dijo al inicio-- es la del torneo de semana santa que inició como tal en la primera mitad de la década de 1970.



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En la foto, Jerónimo Arévalo que fue un buen jugador de los años setenta.
  
El básquetbol se practicaba en nuestro rancho desde antes de 1950.
Por aquellos años cada poblado o ranchería tenía un equipos y se acostumbraba ir a partidos amistosos y recibir luego al equipo del rancho al que se había ido. Eso ha cambiado poco y se hace hasta actualmente, aunque con algunas variantes.

El primer equipo representativo que se recuerda bien conformado (1955-1965) fue el formado por Apolinar Villagómez, Alfredo Alonso Chávez, Carlos Yauger, Cristóbal Díaz Farías, Ismael García y Jesús Zavala y Apolinar Jiménez.


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Casi todos ellos ya no están porque es inevitable permanecer por siempre, pero algunos, fueron padres de otros grandes deportistas que de igual forma, destacaron en el deporte que decidieron hacer hasta llegar a la excelencia y ser parte de la historia del lugar, tal vez sin pretender serlo de forma consciente.  
Al momento de la realización del presente artículo histórico solo Alfredo Alonso y Apolinar Jiménez viven y el primero es el inicio de una dinastía de grandes basquetbolistas y padre de dos de los que integraron la selección con la que inició la tradición del torneo de semana santa. En el caso del segundo, es padre de otro de estos deportistas que integraron después ese equipo (Apolinar Jiménez , Poli ) y suegro de uno más (Gildardo Alonso, Gilo)
Alfredo Alonso Díaz, durante su tiempo de educación preparatoria fue integrante del famoso equipo los Tarascos.



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Mario Romero, Carlos Yauger, Chonito Flores, Refugio Diaz, Apolinar Jiménez y Antonio Jerónimo.

Para los años 1965 a 1972, el equipo representativo de nuestro pueblo estuvo conformada por Daniel Reyes, Gildardo Alonso, Guadalupe Juárez, Luis Hernández, Ramón Arévalo Arroyo, Ramón Arévalo  y Rodolfo Trujillo (de Franco Reyes)
Este equipo fue el primero que salió lejos de nuestro rancho y fue a jugar a Pedernales. Ganó el partido de ida y en nuestro pueblo, lo hizo nuevamente cuando al equipo de pedernales le tocó venir.


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En la foto y con la bandera, Jerónimo Arévalo que fué buen jugador y padre de otros que también lo fueron por los años 80: Armando y Juan Luis Arévalo Solís.

Este equipo fue integrada por deportistas que dieron tardes de fiesta inolvidables, uniendo a nuestro rancho de desacuerdos propios de comunidades agrarias distintas, algunos, hijos del equipo representativo de 1955: Alfredo y Héctor Alonso lo eran de Alfredo Alonso, Servando de Cristóbal Díaz y Apolinar Jiménez de Poli. Indudablemente que el padre Sergio tuvo mucho que ver en esta selección y la realización de esta tradición en semana Santa porque estaba a punto de ordenarse como sacerdote y era y es muy querido y respetado.


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Ese equipo pionera estuvo formada por: Alfredo Alonso  Díaz (Fello), Antonio Zavala Jiménez,  Dámaso Juárez Jiménez, Gildardo Alonso (Gilo), Héctor Alonso Díaz, José Luis Zavala Jiménez (Chivís), Sergio Arévalo (Padre Sergio) y Servando Díaz Zavala y jugó desde 1973 hasta 1980 más o menos.



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Para 1985 más o menos y hasta 1992, la selección estuvo integrada por  Ovidio García Chávez, Cristóbal Díaz Zavala, Roberto Gerónimo, Demetrio Alonso, Armando Reyes (tuta), Apolinar Jiménez Romero y Arturo Alonso Díaz 

Hubo grandes jugadores y años extraordinarios que no quedaron registrados en la historia porque no había quien lo hiciera. Hoy se pretende hacerlo como algo que debe recordarse siempre - después de todo, merecen quedar registros en los anales de los recuerdos nuestros- porque es lo justo y porque la historia de mi pueblo así ocurrió.
Unos años después del inicio del torneo, más o menos por 1975 o 1976 hubo una de las fiestas más grandes de nuestro rancho jamás recordadas: la ordenación del Padre Sergioen 1974. Para ese entonces ya se había derrumbado el templo viejo (1972 más o menos) y el culto se celebraba en el portal.



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Equipos que se hicieron célebres y  que registra nuestra memoria son: Los Díaz Felices, los Beatles y las Galaxias.
Recordar tantos equipos a través de tantos años es complejo e imposible y recordar también a tantos excelentes jugadores lo es también. Para las actuales generaciones saber que Jose Luis Garcia (justo), Leonardo Zavala (patillas) y Gilberto Reyes fueron excelentes jugadores, tal vez resulte dificil de creer, pero fue asi.

Los equipos femeniles no existieron al inicio de esta tradición y se integran a ella más o menos en la primera mitad de la década de 1980. Fue la fecha en que uno de esos equipos se hizo célebre: las galaxias.
Las Galaxias fue el mejor equipo femenil de 1982 a 1986 más o menos y estuvo conformado Magdalena Banda, Loudes Anguiano, María Juárez, Ofelia Díaz, Liduvina Alonso, Vidalia Reynoso, Patricia Alonso, María Reynoso, Guadalupe Arévalo, Lilia Alonso y Noelia García.

Por ese entonces surgen también los Díaz Felices formado por Noé García Díaz, José Luis Alonso Díaz, Cristóbal Díaz, Refugio Díaz, Dagoberto Díaz, Marcelino Díaz y Fernando Díaz. Noé García Díaz venía de Morelia con una técnica de juego impecable.
Los Beatles (los primeros) hacen por primera vez también su aparición y sus primeros integrantes, entre otros, fueron Eduardo Anguiano, Juvenal Banda y Gustavo García.

Los García forman también su equipo.


El domingo de Ramos fue y lo es hasta la actualidad el inicio y presentación de equipos. y la escuela de abajo –como la llamábamos entonces-  era el sitio donde se hacía el sorteo y se reunían los equipos para tomar orden de aparición.

Por esos años, nuestro pueblo era muy concurrido en su torneo y año tras año Matugeo, Comanja, Cofradía y la  Colonia Félix Ireta estuvieron en él.
Grandes jugadores, al igual que los de nuestro pueblo, eran muy conocidos y apellidos como Arredondo de la Felix Ireta y Monjarás de Comanja eran de los más conocidos.
No sería honesto omitir que la pasión llegó a desbordar a tal grado que hubo riñas que opacaron, hasta cierto punto, la fiesta de semana santa en un juego de torneo.
El domingo de ramos era especial por lo solemne del inicio y el desfile de presentación de equipos. Nunca faltaban el verso y la poesía que leía Aurelio Juárez,  hijo de don Silván, arrancadas desde lo más hondo de su inspiración y Bardomiano hacía gala de su calidad de orador.
El tocadiscos era colocado en la plaza bajo la hilera de los añosos fresnos que había ahí cercanos a la cancha y la venta de cerveza era a un lado de la tienda de José. Grandes grupos de jóvenes se apretujaban en las redilas de la camioneta de Juan Zavala y permanecían parados en una ancha y gruesa tabla que la hacía de banca para que los lectores de revistas alquiladas pudieran sentarse ahí.

Las tardes de semana santa de nuestro pueblo eran dibujadas por grandes grupos de personas de Cofradía que recorrían el antiguo camino de la Manga. Para los de mi generación, las jóvenes altas de cofradía -tres o cuatro- fueron conocidas como las Fanta y debo aceptar que la más pequeña de pronto llegó a estar en mis pensamientos adolescentes.

Por aquel entonces,  la loma eran llanos extensos y la orilla era poblada por casas de grandes lotes que las hacían relativamente muy dispersas. Desde ella se veía a lo lejos el caminar lento y pausado que hacían estas personas  para llegar a nuestro rancho. 
La últimas casas eran las de Salvador Zavala, Antonio Reyes, Juan Jerónimo, y José Reyes en su parte alta y en su parte baja, a un lado del camino viejo a Carátacua, lo era la de Melchor y su esposa Elpidia.
1987 fue el último año que estuve presente en un torneo y me alejé de mi pueblo desde entonces. 

Seguro vinieron muchas cosas buenas y surgieron excelentes jugadores, pero ya no volví por mucho tiempo y no los conocí ni los conozco tampoco.

AGRADECIMIENTO
Este es un artículo  conjunto realizado por Luis de Pineda (José Luis García Pineda) e Isela Díaz Trujillo.
Nuestro agradecimiento mas sincero a Nicanor Juarez Alonso por recabar los testimonios orales referentes a los equipos representativos, nombres y fechas de la presencia de estos y a su señor padre, Juventino Juárez por los testimonios orales vertidos para este artículo sobre estos.
Gracias a Nicanor Juárez Alonso por haber recabado la primera foto que aparece en este artículo y que es propiedad de Dámaso Juárez hijo.
Las restantes fotos y otras que se publicarán posteriormente son de María Elena Alonso quien las permitió para su publicación: mil gracias a ella por eso.
Gracias A Nitto Navarrete por haberlas hecho llegar a nuestras manos.





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